Apodado el "Benjamin Button del golf" debido a su longevidad en el deporte, ha tenido que reconsiderar sus planes de retirada en 2024 debido a una lesión en el talón de Aquiles. A pesar de sus 66 años, sigue siendo una figura destacada en el mundo del golf y espera regresar al nivel competitivo en las próximas semanas después de completar su rehabilitación.
Langer reflexiona durante el Masters sobre su amistad y rivalidad con Severiano Ballesteros, recordando un gesto conmovedor del legendario golfista español durante un torneo en el que, a pesar de haber perdido él mismo, animó a Langer a seguir adelante y ganar. Esta muestra de camaradería subraya la intensidad de su relación y el respeto mutuo que se tenían.
Langer también comparte su opinión sobre la creciente tendencia de jugadores prominentes, como Jon Rahm, de unirse al LIV Golf y abandonar el PGA Tour. Reconoce las dificultades que enfrenta el golf en medio de estas decisiones y aboga por una colaboración más estrecha entre los circuitos para ofrecer a los aficionados competiciones de alto nivel.
El golfista alemán reflexiona sobre una posible incursión en un circuito mundial hace décadas, cuando él y otros jugadores estaban interesados en la idea. Sin embargo, señala que en ese momento el dinero ofrecido no se acercaba al nivel actual, lo que dificultaba la viabilidad del proyecto.
En cuanto a su propia longevidad en el deporte, Langer atribuye su éxito a mantenerse en forma, trabajar arduamente y recordar que el golf no lo es todo en la vida. Destaca la importancia de las relaciones personales y recuerda con cariño sus experiencias en España, donde además de forjar amistades duraderas, logró victorias significativas, incluida la histórica Ryder Cup con Severiano Ballesteros como capitán.
Bernhard Langer emerge como una figura emblemática del golf, cuya carrera y perspectivas ofrecen una visión única sobre el estado actual y el futuro del deporte.
En la víspera del Masters, los tres españoles participantes, José María Olazábal, Sergio García y Jon Rahm, se reunieron en el emblemático tee del hoyo 1 para reivindicar su presencia en el torneo más prestigioso del golf. Un escenario cargado de simbolismo, donde los tres campeones, unidos por la tradición y la camaradería, mostraron su determinación ante la incertidumbre que vive el panorama golfístico mundial.
La cena de la noche anterior, un festín de cocina vasca diseñado por el chef José Andrés, sirvió como preludio a un encuentro donde la camaradería fue la protagonista. Olazábal, García y Rahm, los tres campeones vivos del Masters (solo faltaron Sandy Lyle y Ángel Cabrera), compartieron risas, anécdotas y la pasión por este deporte que les une.
Rahm, con una preparación "justa", busca la victoria
El actual campeón del US Open llega al Masters con una preparación "justa", según sus propias palabras. Ha competido en cinco torneos del LIV Golf, llegando a todas las finales, pero sin concretar ninguna victoria. Sin embargo, Rahm asegura que su ambición competitiva sigue intacta: "Quiero ganar tanto como quería ganar antes de pasar al LIV. Eso no cambia".
García, renacido con el putt antiguo
El ganador del Masters en 2017 llega a Augusta con la confianza renovada tras su segundo puesto en el LIV Golf de Miami, donde mostró su mejor versión en años. A pesar de caer en el desempate, el juego largo de García recordó al que le llevó a conquistar su primer major. Además, gracias al reciclaje de un putter antiguo de hace 25 años, está cimentando una esperanzadora regularidad en los greenes. Se trata de un modelo de Scotty Cameron que Sergio usó en su famoso segundo puesto en Medinah, en 1999, donde plantó cara al mismísimo Tiger Woods.
Olazábal, un símbolo de la tradición
El trío de españoles campeones lo cerraba ayer José María Olazábal, ganador en 1994 y 1999. En el entrenamiento con sus compatriotas pegó con el alma el drive del hoyo uno y aun así se quedó 20 metros por detrás de las maderas tres de García y Rahm. Juega otro torneo, pero la sensación es que la sola presencia durante nueve hoyos es mucho más beneficiosa de lo que incluso Olazábal podría llegar a imaginar.
Un futuro incierto, pero con la esperanza intacta
Los tres españoles se enfrentan a un futuro incierto en el golf mundial, marcado por la disputa entre el PGA Tour y el LIV Golf. Sin embargo, su unión y su pasión por este deporte les convierten en un símbolo de la tradición y la resiliencia. La reivindicación española en el Masters es un mensaje claro: el golf español sigue vivo y con ganas de competir al más alto nivel.
Pasan el corte 2 de los 3 españoles, queda fuera Sergio García, siguen Rahm y Olazabal
